miércoles, 4 de julio de 2012

APRENDER A PEDIR DISCULPAS



¿Qué lección sacan los niños de las disculpas de sus padres?
Disculparse puede enseñar a los hijos muchas lecciones importantes, al mismo tiempo que ayuda a mantener con ellos una relación sincera y realista.

Se puede aprender:
  • Aprenden que no tienen por qué tener siempre razón y que, aunque estén equivocados, siguen siendo buenas personas.
  • Aprenden que hay que admitir un error antes de poder corregirlo, y que corregir errores es importante.
  • Descubren que pedir disculpas es difícil, y que hay que ser fuerte para hacerlo.
  • Ven una muestra de sinceridad, que tal vez no vean en otra parte.
  • Aprenden que una buena familia repara los malos sentimientos que se producen entre sus miembros.
  • Aprenden la virtud de perdonar a los demás cuando pierden temporalmente el control.
  • Aprenden que la disculpa es una forma de reconocer que otra persona es digna de respeto.
  • Aprenden que no es necesario alimentar rencores porque uno se sienta culpable por algo que ha hecho. Todo el mundo empieza a odiar a la persona hacia la que alberga un sentimiento de culpa.
  • Aprenden a pedir disculpas a sus padres cuando les han ofendido, y a resolver sus remordimientos y su complejo de culpa.

¿Cuándo se deben pedir disculpas?
No es lo mismo que disculparse porque se han herido los sentimientos o cuando no hemos cumplido alguna noción abstracta de ser "buena persona". Ir demasiado lejos en las disculpas es tan malo como no disculparse.

La mayoría de los niños se convierten en monstruos manipuladores cuando sacan la conclusión de que sus padres se sienten responsables por hacerles sentirse mal. Fingirán sentirse mal muy a menudo. Esto no es bueno. Los padres que sienten una culpa excesiva se enfrentan a este tipo de situaciones continuamente. Odian sentirse así, lo cual aumenta su culpa todavía más.

 A veces los niños se sienten mal porque les han contado o han descubierto alguna verdad que no son capaces de asumir. Si el motivo para decir esa verdad era honesto, no es razón para sentirse culpable o pedir disculpas. Enfrentarse a la verdad no es fácil, y se va complicando a medida que uno se hace mayor.

No hay que disculparse por castigar al niño por algo que ya se le había recriminado. Las normas son las normas y es mejor invocarlas de forma impersonal. Cuando son violadas, el niño tiene que sufrir las consecuencias, sin disculpas.

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