miércoles, 18 de julio de 2012

BULLYING O ACOSO ESCOLAR (Parte I)



En los últimos años está saliendo a la luz pública a través de los medios de comunicación, el incremento del número de hechos conflictivos e incluso violentos que se viven dentro de la escuela.

El bullying (término en el mundo anglosajón y mobbing en el mundo escandinavo) o acoso escolar, no es un término nuevo, pero se ha empezado a usar para describir comportamientos agresivos, no deseados que abarcan desde burlarse, hacer bromas pesadas, ignorar deliberadamente a alguien, hasta llegar a ataques personales e incluso abusos serios; comportamientos que pueden ser cometidos por un individuo o grupos.

Este no es un fenómeno nuevo ya que existe desde hace mucho tiempo, pero ahora se produce con más frecuencia y con consecuencias más graves que antes, favorecido por el aumento de los niveles de violencia en las grandes ciudades.

Los alumnos permanentemente agrupados y conviviendo en los escenarios escolares van constituyéndose en grupos de iguales y dotándose con sus propios sistemas de normas y convenciones, construyendo poco a poco, la subcultura de los compañeros, necesaria y útil para el desarrollo en todas las dimensiones, pero especialmente  para aquellas que tienen más incidencia en la socialización. Los escenarios de la vida producen homogeneidad en la posición social, al tiempo que la variedad de roles que se despliegan en los grupos, el tipo de comunicación que se desarrolla y los valores morales que se establecen favorecen unos determinados procesos de aprendizaje social.

Los niños, desde muy pequeños aprenden mediante experiencias lúdicas y otras actividades conjuntas, a saber hasta dónde se puede llegar en el esquema dominio-sumisión, lo que les permite ir aprendiendo a controlar su propia agresividad y a poner límites a los impulsos rudos o violentos de los demás. Pero a veces, el sistema de relaciones de los iguales se configuran bajo un esquema de dominio-sumisión que incluye convenciones moralmente pervertidas e injustas, en las que el poder de unos y la obligación de obedecer de otros se constituyen como esquemas rígidos de pautas a seguir, de las cuales es difícil defenderse desde la propia inmadurez personal.

Cuando un niño se percibe a sí mismo con más poder o con un poder incontrolado, porque los demás no se atreven a decir basta; cuando una y otra vez abusa de otro en su relación y no recibe ninguna recriminación ni pierde por ello a sus amigos, descubre que los demás son capaces de aguantar sus impertinencias y eso hace que las siga realizando.

Este fenómeno se da en todos los centros escolares con más o menos intensidad, y reclama nuestro interés en cuanto que puede representar un gran daño psicológico, social y físico para el alumno que, lo sufre, lo ejerce o lo contempla.

Las agresiones y violencia entre alumnos adquieren diferentes formas: algunas son más exteriores o físicas, otras pueden manifestarse más soterradamente y sólo mostrarse de forma verbal. En muchas ocasiones se nutre de presiones y juegos psicológicos que en último término acaban  por coaccionar y minar al más débil de la relación. Abarcan una amplia gama de conductas que pueden concluir en maltrato personal entre compañeros, en rechazo social de algún chico y/o intimidación psicológica.



Causas de la Agresividad Escolar

Entre los factores tenemos a los Exógenos (familia, contexto social y medios de comunicación) y los Endógenos (clima escolar, relaciones interpersonales y características personales).

La familia; es el primer modelo de socialización de nuestros niños. El desarrollo personal del individuo se nutre de los primeros afectos y vínculos con nuestros progenitores. Ella es sin duda un elemento clave en la génesis de las conductas agresivas de nuestros jóvenes.


Los medios de comunicación; los niños recogen el impacto de sus imágenes de un modo directo, a la escuela sólo le queda la posibilidad de ayudarles a discernir sobre el mensaje mediático y principalmente a ser críticos con la información que se comunica en dicho medio.


El contexto social; con sus grandes bolsas de desempleo y pobreza favorecen contextos sociales donde es más propicio un ambiente de agresividad, delincuencia y actitudes antisociales.


La escuela; la crisis de valores de la propia escuela, el énfasis en los rendimientos del alumno con respecto a un listón de nivel con poca atención individualizada a cada caso concreto, los roles del profesor y del alumno que suponen un grado o nivel superior y otro inferior creando una asimetría con problemas de comunicación real, las dimensiones de la escuela y el elevado número de alumnos que impide una atención individualizada, etc.



Las relaciones interpersonales; y todo su complejo mundo de sentimientos, amistades, desencuentros, y elementos vinculantes los aspectos que mayor número de factores aportan para la creación de un clima favorable o desfavorable de convivencia dentro de los centros escolares.

Fuente: I. Fernández

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