Los niños hiperactivos se caracterizan por llevar a cabo una actividad frenética e intensa. Son impulsivos y desobedientes, parecen ser indiferentes al castigo, se mueven de un lado para el otro y su falta de concentración les impide terminar cualquier actividad que hayan empezado a hacer. Su comportamiento, con frecuencia, ocasiona conflictos en la familia y en el colegio, por lo que algunos de ellos tienden al aislamiento social. El rol de los padres es fundamental para evitar que su pequeño terremoto sufre, ya que estos niños tienen, por lo general, una mala imagen de sí mismos y sienten que no tienen el control de nada de lo que les sucede. Una buena ayuda terapéutica, el amor y comprensión de la familia, la paciencia y el tiempo son los mejores remedios para este problema.
Los siguientes pueden ser síntomas de hiperactividad:
- Tienen una actividad motora excesiva e inapropiada.
- Solo es capaz de prestar atención por períodos muy cortos, pues se distrae con mucha facilidad.
- Tiene poca conciencia del peligro; por ello es propenso a sufrir accidentes.
- Tiene muy poca tolerancia a la frustración.
- Muestra muchas dificultades para obedecer las reglas y para terminar tareas ya empezadas.
- Siempre dice lo que piensa, no se controla y su conducta es inadecuada en situaciones sociales.
- No suele resolver sus problemas de forma eficaz ni adecuada.
¿Cómo manejar a los niños hiperactivos?
Cuando a tu niño no haya quien lo detenga, no te desesperes. Es mejor darle una alternativa para utilizar su energía:
- Dale bastantes actividades con las que pueda poner su cuerpo en movimiento.
- El ruido es una excelente manera para dejar escapar la energía: permítele cantar en voz muy alta, etc.
- A través de las manos, también, se puede descargar tensión: facilítale plastilina o arcilla para que modele.
- No lo regañes. La hiperactividad es un problema y las reprimendas pueden aumentar aún más su frustración.
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