A la hora de expresarnos no todas las personas somos iguales, muchos consideran que no hay que expresar los sentimientos, las emociones o los deseos, les asusta hablar de ellos o se sienten ridículos al tener que hacerlo.
Son personas que no expresan sus opiniones o deseos por temor a molestar a los demás o por que creen que así les da “armas” al otro que luego puede utilizar. A menudo estas personas suelen ceder ante los deseos de los demás y decimos que se dejan manipular.
Otras personas, en cambio, son demasiado espontáneas en la expresión de sus sentimientos, emociones y deseos, lo hacen sin pensar y a veces pueden resultar algo bruscos o incluso agresivos y pueden herir o avasallar a los demás.
Una comunicación equilibrada consistiría, por tanto, en encontrar el punto medio entre estos dos extremos de comportamiento: alcanzar la expresión abierta y serena de nuestras opiniones, deseos y sentimientos sin herir ni dañar a la otra persona.
Para encontrar este punto medio vamos a intentar diferenciar los distintos estilos de comportamiento que podemos tener en la relación con los demás: pasivo, agresivo y asertivo.
El comportamiento pasivo hace referencia a cuando una persona se expresa de tal manera que no hace valer ni sus opiniones, deseos ni sus propios derechos.
No expresa de un modo directo a los demás sus sentimientos, sus necesidades o sus pensamientos, de tal modo que inhibe su comportamiento y no consigue alcanzar su objetivo en la situación o resolverla de manera eficaz. Estas personas respetan en exceso a los demás pero no se respetan a sí mismas. A veces se comportan así por una excesiva sensibilidad hacia los demás o por inseguridad. Por este motivo suelen perder autoestima y no están a gusto en sus relaciones interpersonales.
Pueden ser utilizados por los demás, ya que resulta fácil manejar su comportamiento.
- No saber cuáles son sus derechos o no saber cómo defenderlos.
- No tener criterios propios. Quedarse callados y esperar a que los demás tomen las decisiones por ellos.
- Un habla temblorosa, voz baja que se acompaña de silencios. Acompaña casi siempre en su hablar palabras como: “quizás, supongo, tal vez, realmente no es importante, tienes razón…”.
- Un comportamiento no verbal que se manifiesta en una mirada huidiza y asustada, sin mirar al otro, cara triste y los hombros generalmente encogidos. Gestos desvalidos.
- Trata de negar o quitarle importancia a las situaciones si le cuestionan, e incluso llega a evitar enfrentarse en la discusión, aunque tenga razón.
El comportamiento agresivo hace referencia a cuando la persona se expresa de tal manera que no respeta los derechos de los demás. Expresa de un modo directo pero inadecuado sus deseos o sentimientos de manera que es probable que consiga sus objetivos en la situación pero a costa de herir o faltar al respeto a su interlocutor, ya que no tiene en cuenta sus puntos de vista ni sus sentimientos.
La persona agresiva antepone sus deseos, opiniones y necesidades no respetando los sentimientos de los demás. Impone sus criterios para conseguir lo que quiere.
El comportamiento agresivo se caracteriza por:
- No respetar a las personas con las que se relaciona. Utilizar amenazas, descalificaciones, insultos y desconsideraciones.
- Tratar de dominar a los demás. Querer tener siempre la razón.
- Conseguir lo que quieren hiriendo a los de más, humillándolos o incluso intimidándolos.
- Imponer reglas y querer tomar siempre las decisiones.
- Un volumen de voz muy alto.
- Hablar sin escuchar, utilizando además insultos y amenazas.
- Mantener una mirada desafiante, postura dominante e intimidatoria, una expresión de enfado, gestos extremadamente exagerados, tensión en todo el cuerpo y dedo siempre en alto o amenazante.
El comportamiento asertivo hace referencia a cuando la persona se expresa de forma que respeta tanto los derechos propios como los ajenos. Supone un estilo de comunicación en el cual se expresan directamente y abiertamente los propios sentimientos, las necesidades, las ideas, los derechos legítimos y opiniones sin amenazar o agredir a los demás, es decir: respetando lo del otro pero expresando lo propio. Estas personas conocen y tienen en cuenta las necesidades, sentimientos y emociones de los demás sabiendo que son las mismas que las suyas. Con su actitud refleja que la persona se gusta sí misma, se respeta y sabe mantener la calma en las situaciones difíciles. Pero también respeta a los demás.
El comportamiento asertivo se caracteriza por:
- Hablar honestamente para resolver problemas.
- Estar satisfecho consigo mismo, sentirse con autocontrol.
- Mensajes en primera persona. Expresar opiniones y sentimientos desde el yo: “yo pienso, opino, siento que...”.
- Respetar del mismo modo a los demás. “Qué te parece, qué piensas…”.
- Conocer sus derechos y defenderlos, exponiendo las cosas clara y abiertamente.
- Un habla modulada y fluida sin vacilaciones ni muletillas.
- Nivel de voz conversacional mirando a los ojos del interlocutor.
- Un comportamiento no verbal que se caracteriza por transmitir seguridad y respeto, con una expresión de cara tranquila, una mirada directa y un cuerpo relajado.
Muy buen artículo, realmente es muy importante la comunicacíon entre padres e hijos pues es el diálogo la piedra angular de toda buena familia
ResponderEliminarAsí es, la comunicación es muy importante sobretodo debe darse de manera asertiva para poder expresar de manera directa nuestros pensamientos o deseos, hablando con seguridad y sin temores.
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