miércoles, 24 de abril de 2013

LUCHA DE PODER Y LOS PROBLEMAS DE PAREJA




La rivalidad se ha transformado en un grave punto de conflicto para la relación en pareja. Este punto de discrepancia es producto de la participación activa de la mujer en la sociedad.
La nueva perspectiva que la mujer tiene sobre su rol en la sociedad y la apertura de nuevos espacios en la vida laboral o profesional, han dado como resultado una lucha por el dominio dentro de la pareja.

El hombre en la casa esperando que llegue la esposa del trabajo, es una imagen cada vez más frecuente en los hogares. Según expertos, éste puede ser el peldaño en la reñida pelea por controlar las riendas de la vida en pareja.

Por otro lado, hoy la estabilidad de las parejas debe enfrentar una serie de dificultades para mantenerse. La sociedad consumista, el individualismo, la competencia desmedida y las extensas jornadas de trabajo, son sólo algunos de los factores que inciden en este proceso.

Según los terapeutas familiares, en la actualidad las parejas viven una realidad distinta a la de hace algunas décadas. Desde que la mujer se incorporó a la vida laboral, ya no está dispuesta a aceptar las reglas impuestas para conveniencia del hombre.

Aunque en los varones hay una nueva actitud ante la mujer, muchas personas aún no dejan atrás el machismo, lo que provoca un fuerte punto de conflicto al momento de tomar las decisiones en pareja.

Además cada vez el hombre tolera menos el hecho de que su esposa tenga posiciones de responsabilidad o gane más dinero que él.

En muchas parejas surge un sentimiento de envidia y de competencia desmedida, que llega a afectar la relación. La incapacidad de tener una relación cercana y pensar en conjunto más que en sí mismos, hace que muchas personas comiencen a envidiar y sentirse perjudicados por los atributos del otro, su trabajo, lo que hace y lo que tiene.

Junto a los sentimientos de envidia, esta rivalidad en la pareja se traduce en tratar de imponer una cabeza de hogar que tome las decisiones y que en alguna medida cambie la manera de pensar del otro y sus costumbres.





¿Importan los sentimientos?

Otros factores que afectan la vida marital son el individualismo (que impide a la persona plantearse más allá de él mismo y pensar en conjunto) y el sentimiento de posesión excesiva.

También afectan al matrimonio los métodos de crianza y la experiencia matrimonial de los padres de cada uno, así como la vida cotidiana y la intimidad.

Además, tanto la familia de origen, como su influencia en la vida de la pareja, son puntos que pueden llegar a ser conflictivos.

Por eso es importante establecer límites y determinar cuáles serán los grados de distanciamiento que se tendrá con los padres de cada uno.

Para meditar

Según los especialistas en el tema, uno de los factores que más influye en lograr un buen matrimonio es el momento de elegir. Si bien no existen recetas infalibles, psicólogos, terapeutas y psiquiatras concuerdan en que es fundamental hacer una elección adecuada de pareja.

El ideal es casarse por amor y no por razones externas, como belleza física o situación económica. Se debe tomar una decisión madura, ponderada con un elemento de racionalidad.

Las personas más jóvenes y sin experiencia tienen más posibilidades de equivocarse. Cuando se presentan situaciones conflictivas en la vida matrimonial, es importante saber enfrentarlas.

Hay que tener claro que las emociones negativas existen, por lo que no se deben negar. También hay que aprender a manejar los desacuerdos y saber cómo abordarlos.

Es fundamental aceptar que en una relación se tiene contacto con otra persona a la que se debe conocer, por lo que existe un largo proceso de ensamblaje y adaptación mutua, donde las cosas se dan mejor en la medida que cada uno reconoce del otro sus virtudes y sus problemas.

Convivir en pareja

Para hacer más fácil esta tarea es recomendable que las parejas realicen actividades juntas, pero a la vez aprendan a respetar los gustos y la individualidad del otro.

Las parejas felices también discuten, se enfadan, ponen sobre la mesa sus diferencias y se reconcilian. El secreto radica en reconocer las señales de peligro que indican distanciamiento o resentimiento y rectificar a tiempo.

Lo que puede llevar a pique la convivencia en pareja no son las peleas, sino la forma de afrontarlas, la manera en que los enamorados resuelven sus conflictos.

Un reproche desatendido puede llevar al resentimiento y a la incomunicación total. Por el contrario una crítica que es escuchada y atendida conduce a un mayor entendimiento, a una modificación de conducta que signifique crecimiento personal y la mejora de la convivencia.

10 consejos para superar las peleas

Si te preocupas al ver más a menudo las desavenencias, te conviene tener en cuenta las siguientes recomendaciones para aprender a superarlas, a la vez que se fortalecen los lazos de unión:

1. Cuando tu pareja se expresa con enfado, haz un esfuerzo especial por escuchar con atención, como si luego tuvieras que presentar un examen sobre lo que te dijo.
2. Repite ante tu pareja lo que has escuchado, pero empezando con la frase: ¿lo que tratas de decirme es que...? A veces, los malentendidos se acumulan uno sobre otro y las discusiones terminan en temas alejados del problema que las ocasionó. Esto trae como consecuencia ira e incomprensión.
3. Usa frases expresadas en primera persona en lugar de acusaciones en segunda persona. No digas: ¡Tú nunca lavas el carro!, sino: ¡Me siento mal porque ambos usamos el auto y sólo yo me ocupo de limpiarlo!
4. Haz un esfuerzo consciente por entender los sentimientos de tu pareja y díselo con palabras, aunque su reacción te parezca desproporcionada. No empieces por juzgar sus sentimientos, primero compréndelos. Es la mejor manera de que tu pareja no se ponga automáticamente a la defensiva.
5. Ante discusiones acaloradas permítanse unos minutos de pausa para calmarse, antes de proseguir debatiendo sus diferencias.
6. Al afrontar el enfado no olviden mostrar su buena voluntad y añadir abundantes dosis de buen humor. Recuerden que están discutiendo porque les importa su relación, se quieren y desean mejorar su vida en común.
7. Piensa siempre que el reproche de tu pareja, además de su significado objetivo puede querer decir que necesita tu atención, más afecto o valoración. Haz un esfuerzo por dar un paso más allá de las palabras y los conceptos expresados en la discusión e intenta hablar también sobre eso con tu pareja, para comprobar cuáles son los motivos reales del enfado.
8. Traten de compensar las críticas que se hacen mutuamente, por otros momentos en los que se recuerdan el uno al otro sus mejores cualidades.
9. No permitas que por evitar el conflicto y defenderte de la ansiedad que produce un enfado, las diferencias con tu pareja queden ocultas y provoquen desprecio o rabia.
10. Estar comprometidos y amarse profundamente no es garantía de éxito en la convivencia. Es necesaria una actitud positiva y activa frente a los conflictos de pareja. La buena voluntad para asumir la responsabilidad de mejorar su vida juntos, al superar las crisis, es un buen paso para conseguirlo.

Más consejos

1. Trata de tener cuidado al hablar. Es mejor que digas algunos o algunas y no generalices.
Es importante discutir, para que los dos lleguen a comprenderse.
2. Primero respiren, cuenten de 1 a 10, piensen y después hablen.
3. Hazte responsable de tus sentimientos: Sentí que me hablaste de una forma grosera... A mí me molesta, o yo siento... .
4. Referirse a las acciones erróneas y no a la persona.
5. Ser respetuosos y pensar bien qué se van a decir.
6. Solucionar el problema de un evento específico a la vez. Para ello, es necesario ser claros y precisos en la situación.
7. No tratar de arreglar todo lo que les molesta en una sola discusión.


FINALMENTE

Es habitual que nos preocupe mucho más el cómo evitar una discusión, que cultivar el arte de conversar con nuestra pareja. Y cuando surgen los problemas de pareja, es también normal que olvidemos cómo lograr una verdadera conexión a través del diálogo, porque sentimos que nada de lo que podamos decir va a mejorar la situación. En ese momento, cualquier tipo de acuerdo se ve bastante lejano.

¿Por qué olvidamos algo que parece tan sencillo y que a la vez podría darnos la llave para una unión sólida en nuestro matrimonio o relación de pareja? Quisiera compartir contigo en este artículo, algunas técnicas y reflexiones para que agregues una herramienta muy valiosa que logre mejorar “al triple” la conexión que tienes con tu pareja. Usé la expresión “al triple”, como una forma de expresar una mejora importante en algo que no puede cuantificarse en números, pero que si puedes cualificar en términos de bienestar emocional en tu relación. Cuando comienzo este artículo, hablo de que muchas parejas, cuando atraviesan una crisis solo se centran en cómo evitar las discusiones, pero no en cómo mejorar su diálogo, es decir, no logran entablar conversaciones enriquecedoras, de calidad.

En definitiva, ¿Qué es conversar? Comúnmente se define una conversación como  un diálogo entre dos o más personas. Se establece una comunicación a través del lenguaje hablado y está condicionado por el contexto. Podemos añadir aquí, para que nuestra definición resulte más útil, que conversar no significa simplemente hablar “de algo”. Deberíamos agregar entonces que para lograr una conversación enriquecedora tenemos que tener un diálogo comprensivo, donde prestamos nuestra plena atención al otro.

Con esto en mente, tenemos que considerar que si una pareja no conversa, no quiere decir necesariamente que no se hablan, sino que no tienen un diálogo donde se comprendan mutuamente.

Para conseguir una conversación enriquecedora y de calidad con nuestro esposo o esposa, convendría que entendiéramos primero esto: ¡La gran mayoría de las personas solo están interesadas en sus propios problemas! Piensa que la mayor parte del tiempo estamos pendientes de nuestro propio sufrimiento, nuestras propias frustraciones, nuestras propias alegría y logros. Pocas veces nos detenemos a pensar en lo que quiere o necesita el otro. Es por eso que no resulta demasiado sorprendente notar que muchas parejas no logran establecer momentos valiosos, donde una conversación sincera los acerque a un nivel más profundo.

Te propongo a que uses La Conversación como una herramienta para fortalecer tu relación y la conviertas en un medio para dar amor. Cuando conversamos y entregamos nuestra total atención estamos dando nuestro tiempo, que es lo más valioso que tenemos y nuestro principal activo. El tiempo no se puede guardar, no se puede ahorrar. El tiempo se puede invertir, y si decides invertir tu tiempo escuchando a tu pareja, estas dando de tu propia vida. Por esta razón tenemos que enfocarnos 100% en nuestra pareja y no conversar mientras hacemos actividades como, por ejemplo, ver televisión.

Cuando prestamos total atención en el otro mientras hacemos algo juntos, estamos creando lazos potentes que permitirán que una crisis de pareja pueda ser superada con éxito. Imagina que comparten un paseo por algún lugar que este rodeado de vegetación, un lugar muy agradable. Este es un momento ideal para compartir y conversar, pero fíjate que cuando prestas genuino interés entonces recibirás de vuelta lo mismo: el amor e interés de tu pareja.

Por eso tienes que tener en cuenta  que nunca es tan importante el qué hacemos juntos, sino el cómo. La actividad que realizamos entonces, se convierte en el vehículo por el que se manifiesta nuestro amor e interés.

Un sabio de la antigua Grecia, Cleóbulo de Lindos, dijo: “Hablad poco y escuchad mucho”. Esa es precisamente la clave. Cuando no tenemos una conversación de calidad sólo nos preocupamos de lo que queremos que decir, “de nuestros problemas”. En cambio, una conversación de alta calidad, que puede enriquecer nuestra relación, tiene puesta su prioridad en lo que oímos.


Ps. Daniel Jiménez Vargas
INSTITUTO EUPSIQUIA
institutoeupsiquia.blogspot.com

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