Para poder inculcar conductas responsables en los niños, primero tenemos que definir: ¿Qué es la responsabilidad? La responsabilidad es la capacidad de asumir las consecuencias de las acciones y decisiones buscando el bien propio junto al de los demás
Los niños deben aprender a aceptar las consecuencias de lo que hacen, piensan o deciden. Nadie nace responsable, ésta se va adquiriendo, por imitación del adulto y por la aprobación social, que le sirve de refuerzo. Educar en la responsabilidad no es tarea fácil, se consigue mediante el esfuerzo diario tanto de los padres como de los educadores.
Debemos recordar que a los dos años, los niños aún no están preparados para realizar tareas solos sino bajo supervisión de un adulto, ya que no comprenden lo que hacen bien o no.
A los 3 años ya observan la conducta del adulto y la imitan, van siendo capaces de controlarse y de tener orden en sus cosas.
A los 4 años ya puede dársele algunas tareas, aquí ya tienen mas autonomía a la hora de comer y en su cuidado personal.
A los 5 años ya aprendió bastantes conductas y aquí podemos presentarle dos opciones para que elija.
A los 6 años cumple las órdenes al pie de la letra, aprende costumbres sociales como el saludo, agradecimiento, despedida, etc.
A los 8 años ya adquiere autonomía personal y puede controlar impulsos, es capaz de organizarse en cuanto al tiempo y juegos. Es capaz de prever las consecuencias de sus actos.
A los 9 años ya es bastante autónomo en sus intenciones y por lo tanto en lo que concierne a la responsabilidad. Puede encargarse de alguna tarea doméstica; y aunque aparezcan rasgos de dependencia, le gusta tomar decisiones.
A los 11 años recibe la influencia de los amigos, lo cual es decisivo en su conducta ya que estará influenciado en gran parte por el comportamiento que observa de sus compañeros de clase.
PAUTAS PARA PADRES
En los primeros años de vida, la enseñanza de la responsabilidad tiene que ir asociada al juego, así poco a poco se le va incorporando actividades que no son tan placenteras para ellos, llegando así a las obligaciones.
Conviene tener muy claras cuales son las responsabilidades de cada miembro de la familia, de preferencia dejarlas en un lugar donde sea visible para todos.
En cuanto a las tareas que deben realizar los hijos, lo mejor será hablar con ellos y llegar a un acuerdo de cuáles serán sus obligaciones.
Los adultos no debemos exigir a los demás lo que nosotros mismos no nos exigimos.
Se deberá tener mucha paciencia y tolerancia frente a las obligaciones de los hijos a fin de ayudarlos a crecer responsables.
Conviene tener en cuenta que no siempre realizarán una tarea perfecta, que pueden equivocarse y que esas equivocaciones ayudarán en su aprendizaje.
¿CÓMO DEBEMOS ENCOMENDAR UNA TAREA?
1. Mostrar confianza, es decir hacerle saber que confiamos en que lo harán lo mejor posible. Darle seguridad.
2. Explicar con claridad y pocas palabras y comprobar que lo han entendido.
3. Evitar mensajes que sean negativos que solo desvalorizan al niño y por ende dañan su autoestima.
¿QUE HACER DURANTE E PROCESO DE DESARROLLO DE UNA TAREA?
1. Nunca hagas lo que tu hijo es capaz de hacer por sí solo.
2. Observa las posibilidades y evolución del niño para adecuarte al ritmo de exigencia del niño.
3. Proponer la posibilidad de elegir entre dos alternativas para ir desarrollando el sentido de tomar decisiones.
4. No permitas nunca que abandone una tarea porque estarás reforzando su inconstancia y conducta caprichosa e impulsiva.
5. Es importante que el niño se acostumbre a prestar atención, que entienda que no repetiremos las indicaciones, ya que solo así reforzaremos el que esté atento y que asuma las consecuencia de su distracción.
6. Las tareas largas y complejas pueden ser divididas en pequeños pasos.
¿QUÉ HACER CUANDO LA TAREA SE ACABÓ?
Cuando el niño termina la tarea encomendada pues se deberá observar en que grado y modo ha cumplido. Y si lo hizo de manera satisfactoria entonces debemos mostrar que nos sentimos complacidos por lo que bien que lo hizo expresándolo con muestras de afecto y haciéndole saber que lo que hizo es importante para la familia. En caso que la tarea no fue bien hecha o no la terminó, entonces valoraremos su actitud, destacando los aspectos positivos e indicándole que lo puede hacer mejor.
Es importante siempre mostrarle nuestra confianza y que siempre hay oportunidad de rectificar y debemos animarlo a hacerlo de nuevo.
A los 3 años ya observan la conducta del adulto y la imitan, van siendo capaces de controlarse y de tener orden en sus cosas.
A los 4 años ya puede dársele algunas tareas, aquí ya tienen mas autonomía a la hora de comer y en su cuidado personal.
A los 5 años ya aprendió bastantes conductas y aquí podemos presentarle dos opciones para que elija.
A los 6 años cumple las órdenes al pie de la letra, aprende costumbres sociales como el saludo, agradecimiento, despedida, etc.
A los 8 años ya adquiere autonomía personal y puede controlar impulsos, es capaz de organizarse en cuanto al tiempo y juegos. Es capaz de prever las consecuencias de sus actos.
A los 9 años ya es bastante autónomo en sus intenciones y por lo tanto en lo que concierne a la responsabilidad. Puede encargarse de alguna tarea doméstica; y aunque aparezcan rasgos de dependencia, le gusta tomar decisiones.
A los 11 años recibe la influencia de los amigos, lo cual es decisivo en su conducta ya que estará influenciado en gran parte por el comportamiento que observa de sus compañeros de clase.
PAUTAS PARA PADRES
En los primeros años de vida, la enseñanza de la responsabilidad tiene que ir asociada al juego, así poco a poco se le va incorporando actividades que no son tan placenteras para ellos, llegando así a las obligaciones.
Conviene tener muy claras cuales son las responsabilidades de cada miembro de la familia, de preferencia dejarlas en un lugar donde sea visible para todos.
En cuanto a las tareas que deben realizar los hijos, lo mejor será hablar con ellos y llegar a un acuerdo de cuáles serán sus obligaciones.
Los adultos no debemos exigir a los demás lo que nosotros mismos no nos exigimos.
Se deberá tener mucha paciencia y tolerancia frente a las obligaciones de los hijos a fin de ayudarlos a crecer responsables.
Conviene tener en cuenta que no siempre realizarán una tarea perfecta, que pueden equivocarse y que esas equivocaciones ayudarán en su aprendizaje.
¿CÓMO DEBEMOS ENCOMENDAR UNA TAREA?
1. Mostrar confianza, es decir hacerle saber que confiamos en que lo harán lo mejor posible. Darle seguridad.
2. Explicar con claridad y pocas palabras y comprobar que lo han entendido.
3. Evitar mensajes que sean negativos que solo desvalorizan al niño y por ende dañan su autoestima.
¿QUE HACER DURANTE E PROCESO DE DESARROLLO DE UNA TAREA?
1. Nunca hagas lo que tu hijo es capaz de hacer por sí solo.
2. Observa las posibilidades y evolución del niño para adecuarte al ritmo de exigencia del niño.
3. Proponer la posibilidad de elegir entre dos alternativas para ir desarrollando el sentido de tomar decisiones.
4. No permitas nunca que abandone una tarea porque estarás reforzando su inconstancia y conducta caprichosa e impulsiva.
5. Es importante que el niño se acostumbre a prestar atención, que entienda que no repetiremos las indicaciones, ya que solo así reforzaremos el que esté atento y que asuma las consecuencia de su distracción.
6. Las tareas largas y complejas pueden ser divididas en pequeños pasos.
¿QUÉ HACER CUANDO LA TAREA SE ACABÓ?
Cuando el niño termina la tarea encomendada pues se deberá observar en que grado y modo ha cumplido. Y si lo hizo de manera satisfactoria entonces debemos mostrar que nos sentimos complacidos por lo que bien que lo hizo expresándolo con muestras de afecto y haciéndole saber que lo que hizo es importante para la familia. En caso que la tarea no fue bien hecha o no la terminó, entonces valoraremos su actitud, destacando los aspectos positivos e indicándole que lo puede hacer mejor.
Es importante siempre mostrarle nuestra confianza y que siempre hay oportunidad de rectificar y debemos animarlo a hacerlo de nuevo.